Después de reconocimientos y homenajes públicos a nuestra labor durante la pandemia, estamos viviendo de nuevo la contratación por días, horas y semanas. Nos encontramos en la segunda ola de la pandemia por la COVID-19, momento en el que los profesionales sanitarios somos más que precisos para cuidar a todas y todos los afectados pero la administración continua ofertando contratos que nada se asemejan a las necesidades reales.
A nivel estatal y autonómico se está presenciando falta de profesionales pero es la administración la que debe de analizar la causa. Gran parte de los motivos por el que muchas profesionales abandonan el SERGAS se centran en un sistema de contratación precario, con una elevada temporalidad (en Galicia el 40% del personal en atención especializada es eventual), sin derechos y con unas condiciones que impiden la conciliación.
La falta de personal es palpable e innegable, pero se siguen realizando las contrataciones a última hora. Sabiendo que las necesidades para los próximos meses van a ser elevadas, a finales de septiembre la mayoría del personal de enfermería fue llamada para la oferta de contratos entre el 28 y 30, tres días antes del comienzo del mes. La duración máxima de los contratos ofertados fue de 2 meses (aproximadamente el 20%) y el resto fueron contratos de 1 mes, 1 semana o días sueltos, cuando las necesidades reales, si la planificación de recursos humanos hubiera sido la correcta, podrían permitir contratos más largos. Pero ese motivo es lo que impide en parte gestionar bien las contrataciones, pues si tuviésemos más estabilidad ganaríamos en derechos laborales y eso al SERGAS parece que no le interesa.
A todo esto, se suma la falta de asignación de turnos en las carteleras de octubre a día de hoy, por lo que aunque tengamos un contrato de dos meses, no sabemos qué días trabajaremos dentro de siete días.
Esta fórmula de contratación solo hace generar estrés en el personal eventual, un personal clave para la subsistencia del sistema público de salud. Un personal que no puede planificar su vida más allá de un mes, que tiene que vivir con la incertidumbre de si su contrato será prorrogado o no a pesar de saber con certeza que va a ser necesario. Un personal que encontrándose directamente bajo el foco de la pandemia, vive con auténtico temor el ver peligrar su derecho a la baja o a la cotización en caso de sufrir una indisponibilidad antes del comienzo de un nuevo contrato. En resumen, un personal con una vida hipotecada a una política de contratación ineficiente y lesiva.
Está situación, trasladada a las Direcciones de enfermería y Recursos Humanos del Complejo de Ourense, de sobra conocedoras de la situación de las listas de contratación, otorgan como respuesta a la falta de personal el traslado de pacientes a Vigo. ¿Realmente la responsabilidad de la falta de personal es de la enfermería o de una administración por parte de los Gestores del SERGAS que sólo favorece la fuga de enfermeras en busca de una estabilidad y condiciones dignas?
Ante esta emergencia sanitaria no podemos continuar con esta contratación precaria. La situación es compleja, pero la estabilidad del personal garantiza una mayor calidad de asistencia y el funcionamiento acomodado de los servicios, favoreciendo nuestros cuidados a los enfermos. Una enfermera no puede estar hoy en el Servicio de Urgencias, mañana en una Unidad COVID y pasado en una Unidad de Oncología como es habitual.
¿Si somos tan necesarias por qué sólo nos ofrecen precariedad? Sabemos que fue la profesión que escogimos y de hecho no queremos reconocimientos, pero la situación laboral actual pone más palos en la rueda. El personal está agotado y como las políticas y la gestión de Recursos Humanos no mude, el problema de hoy será también el problema de mañana.
Equipo de Enfermeiras Eventuais en Loita de Ourense
“Imagen del Banc d’Imatges Infermeres. Autoría: Ariadna Creus y Àngel García”