Galicia es tierra de crisis. En las últimas décadas hemos vivido momentos dramáticos como la marea negra del Prestige, el drama de Angrois o las oleadas de incendios forestales en el rural y a pesar de todo, siempre hemos salido a flote.
Una crisis distinta se disputa dentro del núcleo familiar, una crisis demográfica, una crisis de difícil solución, como decía Manuel Rivas «pese ao que digan, nacer non é nada fácil. É complicado. Se tiver a man unhas estadísticas podería demostrarlles como existe unha íntima relación entre as taxas de mortalidade e natalidade» y razón no le falta, aunque en esta ocasión la tasa de mortalidad gana.
En Galicia tenemos al presidente de la Xunta obsesionado en mejorar la natalidad, ya que él mismo lo considera «el primer problema estructural de nuestra tierra». Nos lo imaginamos sentado junto al fuego de una lareira como buen animal pensante, esmagándose los sesos, para lograr que Galicia, como bien dice él, sea «un lugar atractivo para tener una familia».
Nosotros le pedimos a Feijóo que no cese en su empeño de luchar por aumentar la natalidad de nuestra tierra, tanto él como el resto de políticos locales, autonómicos y estatales, porque si la política quiere, podrá si no conseguirlo, sí poner facilidades para que se consiga. Facilidades que, aunque no potencien de por sí la natalidad, sí permitan mejorar las condiciones de muchas familias en Galicia, ya que, en nuestro sector, el sanitario, la gran mayoría del personal en edad fértil es personal eventual sin estabilidad, sin conciliación, sin vacaciones y por supuesto, sin hijos.
Ésta es la realidad de una política laboral, estancada en la crisis desde hace casi una década y sin visos de cambios. Una situación anquilosada en donde una plantilla formada en su mayoría por mujeres, «el 80,3% del personal del SERGAS es mujer y tiene entre los 21 y los 30 años», abocada a continuar sin estabilidad durante una media de diez años en el mejor de los casos, concatenando contratos temporales que no permiten conciliar vida laboral y personal, en donde la maternidad discrimina e incluso a veces penaliza y en donde una madre es rara avis. Y no, no queremos hundir Galicia. Queremos levantarla.
Anímese Presidente, luche con valentía por el futuro de nuestra tierra y tome medidas cuanto antes, o en caso contrario se nos pasará el arroz y sin arroz no hay país.
Publicado el 28 de Diciembre del 2018 en la web de AENSAC