Cuando estábamos casi a la vuelta de la esquina de la Navidad, Alberto Nuñez Feijóo advirtió a los gallegos que “de nosotros depende evitar o disminuir una tercera ola”. Era el diecinueve de diciembre y apelaba a “no echar por la borda” el esfuerzo de todos estos meses, pero se olvidó de que es él, quien está dirigiendo el barco.
Una vez subida en esta ola, podemos echarle la culpa a cierta parte de la población que no ha hecho parte de su trabajo, pero nosotros pondremos el foco en la Administración de la Xunta de Galicia, en cuyas manos se encuentran las casi plenas competencias sanitarias.
En primer lugar tenemos la obligación de hablar sobre los datos ofrecidos a la ciudadanía por Feijóo en el día de ayer en donde afirmaba que “el nivel de ocupación de UCI es del 25%”. Estos datos forman parte de una pantomima a la que nos tiene acostumbrado el presidente electo de la Xunta de Galicia.
Es todo ello un nuevo ejercicio de equilibrismo, en donde el gabinete del presidente intenta retorcer lo máximo posible los datos, evitando mostrar la realidad a la población. Pero además de retorcer los datos, también hace lo propio con la paciencia del personal. No hablamos de un personal cualquiera sino de un personal exhausto una vez más y cada vez más harto de declaraciones como estas. Le invitamos, señor Presidente a pasar por las UCIs de toda Galicia, pero no para sacarse la foto, sino para que sienta en primera línea el nivel de nuestra paciencia.
Quizás esos datos tergiversados de ocupación de UCI puedan ser creíbles para cierta parte de la población, pero no les tomará el pelo al personal sanitario. Nosotros somos la primera línea. Usted, que lleva demostrando en estos últimos años su desdén hacia nosotros, es un político de segunda división, rodeado eso sí, de un marketing excelente.
Ese marketing que le impide asumir que en todos estos meses, ese Plan de Contingencia que presentaba entre bambalinas con fuegos de artificio, era un Plan de Pantomima. Porque se ha demostrado que ese tan cacareado plan que vendieron a la sociedad gallega, era más de lo mismo.
Como ejemplo de ese Plan de Pantomima, la nula planificación desde Recursos Humanos en todas, sin excepción, las Gerencias de las Áreas Sanitarias gallegas. Es inadmisible que pasados once meses desde la aparición del primer caso en Galicia y sabiendo las necesidades de personal formado en Unidades de Cuidados Intensivos, la formación de estos haya sido no ya escasa, sino prácticamente nula.
Podrá entender ya a estas alturas de la historia el ciudadano de a pié, que un paciente que llega a una unidad como una UCI requiere de cuidados complejos y para ello requiere de unos profesionales debidamente formados y con una experiencia mínima.
Pues bien, a día de hoy y debido sólo y únicamente a la ineptitud de las diferentes Gerencias, todavía existen profesionales sin experiencia estrenándose cada pocos días y sin la debida formación, en esas unidades. ¿Dónde está la planificación previa por parte de estas Gerencias formadas en gran parte por puestos elegidos a dedo y dependientes de su ideología política? ¿Cómo es posible que no hayan sido capaces de captar y formar suficiente personal para una posible contingencia?. Probablemente porque el Plan de Contingencia ha hecho aguas por todas partes.
Como también es inadmisible que ahora el señor Feijóo reclame la obligatoriedad de las mascarillas FFP2, cuando meses atrás destituyó a Eva Maquieira por reclamar mascarillas quirúrgicas para el personal. Hablaba también Eva de lo que relatamos en este artículo, “la falta de liderazgo y previsión por parte de los mandos directivos”, unos mandos directivos que siguen demostrando su incapacidad.
Pero centrémonos en esa Gerencia que dirige, ordena y manda. Esa misma Gerencia que permite, sin que se le caiga la cara de vergüenza e intentando culpabilizar a otros o escudarse en errores puntuales, que cientos de profesionales se vacunen saltándose su turno. Hablamos de la Gerencia del Área de Pontevedra y O Salnés o la de A Mariña, en donde en esta última, no les tembló la mano en vacunar entre otras a la Subdirectora Médica, la de Enfermería o la Supervisora de Área, escudándose en que estuvieron ofreciendo labores asistenciales en primera línea. Suponemos que bien vale un turno de mañana en Urgencias, tras años en los despachos para justificarse a sí mismas que merecían la tan ansiada vacuna.
Una y otra vez, desde todos los diferentes cargos, intentarán maquillar su nepotismo, su falta de previsión, sus decisiones erróneas, su falta de ética profesional, su egoísmo y su servilismo al puesto por encima de todo. Siempre agarrándose a la excepcionalidad, a las circunstancias puntuales, a los errores debido a la premura de la situación o simplemente callándose la boca. Seguro no sabremos jamás nada más sobre lo sucedido. Ya no digamos una investigación de los hechos, algo tan poco probable como que toda esa gente implicada sea apartada de sus puestos.
Les contaremos la verdad. Todo lo que les hemos narrado, forma parte de esa gran pantomima de la que hemos hablado anteriormente. Esa pantomima que están viendo a diario en periódicos, radios y televisión. No se engañen, lo que prima es la improvisación. Quizás en la siguiente pandemia haya personal competente a la cabeza, rodeada de gente capaz. Una lástima, porque “haberlas hailas”. Es sencillo, tan solo escuchen a los profesionales que no están en los despachos.