He obviado los breves pero necesarios momentos de ocio, que los hubo. No os engañéis, ya que tras el primer largo día en Bruselas cenamos en un lugar con mucho encanto. Me permitireis que no le haga publicidad, aunque se lo merezca por su hospitalidad y su cocina, pero quien me conozca me lo puede preguntar gustosamente para su próxima visita. O no.
Por la mañana del jueves tocó madrugón de nuevo y reunión con Juan José Fernández, Consejero Político de la European Federation of Nurses (EFN), una federación formada entre otras por organizaciones por el UK Royal College Nursing o el Consejo General de Enfermería, del que hablamos largo y tendido. Le expusimos de nuevo todas nuestras problemáticas así como nuestras reivindicaciones y de nuevo un rostro más, sorprendido. Nos hizo gracia un comentario que hizo sobre las preocupaciones de muchas profesionales de la UE. La máxima preocupación de las enfermeras suecas es el cambio climático, y la de las del Estado español, la precariedad. Se vende la calidad excelsa de las profesionales españolas pero nadie hace nada para valorarlas. No así en otros países de la unión europea. Sigamos sin valorar lo que tenemos.
Después de la reunión, momento protocolario para una visita guiada por el Parlamento, con una breve exposición de cómo funciona toda aquella maquinaria. Acompañándonos en la ruta, compañeras y compañeros de Euskadi entre los que se encontraban: Representantes de la plataforma de jóvenes vascos por la precariedad, vocales de un grupo que reivindica los derechos las internas del hogar, y representantes de una plataforma que analiza la ¨uberización¨ de los servicios.
Y tras finalizarla, llegó el momento de la despedida,pero no antes sin cruzarnos con Ana Pontón, la portavoz nacional del BNG, que se encontraba en Bruselas por motivos de trabajo. Saludos, de nuevo buenas palabras y empatía. Mi curiosidad innata de pretender conocer a la persona y no a la política, quedan para otro día. Debo admitir que me gustó mucho en su intervención en Salvados (uno de mis programas fetiches desde hace ya una década) y hoy capitaneado por un gallego como Gonzo.
Y ya que sacamos el tema, Gonzo tío, dedícale un Salvados a la sanidad pública que se nos está quedando un futuro muy negro. Quizás mostrar la deriva de la misma en los últimos años haga despertar a todos. Quizás estemos a tiempo de recuperarla y hacerla de nuevo una sanidad pública y de calidad.
Pero volvamos con Ana, no la de Cuntis si no la de Sarria, Ana Pontón. Si algo me llamó la atención en este primer contacto fue su altura. En Bruselas todos quienes te rodean parecen enormes, pero a la hora de la verdad todos muestran estar a la misma altura que tú. Y eso genera empatía y comodidad. Seguro que “na terriña” será mucho mejor.
Turno para las despedidas. Ana se queda con la otra Ana a las puertas del Parlamento y nos despedimos. Sí. efusivamente, porque en estas horas tan intensas, varias personas han tenido tiempo de conocerse, entenderse, conversar, respirar, emocionarse y disfrutar juntas.
Nunca podríamos haber imaginado que pese a haber sido seis las compañeras que salimos desde Porto, en realidad en todo momento fuimos ocho. Ocho compañeras de viaje y de una experiencia única que sin duda llevaremos con enorme cariño durante mucho tiempo. Quien sabe cuanto.
Llegamos de nuevo a la terminal de Charleroy. Embarcamos rumbo a Porto y de Porto a nuestros respectivos hogares. Rumbo a Ourense, rumbo a Burela, a Pontevedra, a Combarro, a Santiago, a A Coruña. En tan pocas horas mi sensación es que pese a los miedos que pudiera tener inicialmente, unas personas han crecido. Y de la mano del crecimiento personal, también el crecimiento de este movimiento, del colectivo, de la visibilización de la profesión.
Si echamos la vista atrás y vemos con perspectiva lo que ha sucedido en todos estos meses, a algunos de nosotros se nos podría haber hinchado el pecho de orgullo o incluso en el peor de los casos el mirar por encima del hombro al resto de compañeros y compañeras. Pese a ello, seguimos siendo humildes como el primer día y dudo mucho que nada ni nadie nos puede hacer ya cambiar. Somos conscientes de que éste es un camino muy largo, que no acaba más que empezar. Vendrán momentos en los que nos veremos superadas, agotadas, hundidas, enfadadas con nosotras mismas e incluso con compañeros y compañeras. Pero momentos así nos ayudarán a enfocar todo desde otra perspectiva. Porque entre todos los que formamos este colectivo y los que lo apoyáis, nos equilibramos. Porque somos legión.
Y si. Por ahora tan sólo hemos conseguido llevar a primera línea del debate parte de nuestras reivindicaciones, que no es poco, pero no es suficiente. Siempre hemos dicho que queríamos hechos y no palabras. Por ahora suena buena música para nuestros oídos, pero, ¿te está gustando lo que escuchas?.