Son múltiples y diversas las causas que te llevan a tomar una decisión tan difícil como es la de abandonar tu país. En España durante la crisis, esta situación hasta entonces poco habitual entre los titulados en enfermería se agravó, por lo que más de 7.948 titulados en enfermería se vieron obligados a abandonar el país entre el año 2007 y el 2016.
Debido a la elevada cualificación de la enfermería española, la demanda desde fuera de nuestras fronteras aumentó y los diferentes sistemas de salud de Europa, en especial el Reino Unido se aprovecharon de la situación.
“El sistema del Reino Unido me dio todas las oportunidades que quise”
Una de nuestras compañeras en el Reino Unido nos relata su viaje británico. Un viaje que por ahora dura ocho años. Fue de primeras con una beca de prácticas y “en cuanto llegué y empecé a trabajar me ofrecieron un puesto indefinido y permanente” y tras todo el papeleo burocrático la oferta le agradó y decidió quedarse.
Al principio le surgieron dudas pero destaca que “este sistema me dio todas las oportunidades que quise” y pudo trabajar en todas las especialidades que ella eligió sin experiencia y con un equipo de enfermeras disponibles para su formación. Incluso recalca que como muestra, el Hospital para el que trabaja se hizo cargo de los gastos de un Máster en Cuidados Intensivos de Adultos y diversos cursos formativos.
Pese a las buenas condiciones laborales relativas a derechos, formación y salario la morriña siempre está presente. Ahora tiene la idea de volver en unos meses a Galicia “a sabiendas de que mis condiciones no serán de vacaciones de siete semanas al año, poder elegir cuando no quiero trabajar o de ser respetada en el sistema”.
“Fuera de Galicia es donde realmente me sentí valorada profesionalmente”
Otra historia es la de nuestra compañera Nuria, enfermera desde el año 2005 y que decidió emigrar, en primer lugar a Andorra y después al Reino Unido. Destaca que en ambos lugares se le ofreció “una estabilidad que en Galicia no tenía” además de sentirse valorada profesionalmente. Lo que más le llamó la atención fue que le ofrecieron “toda la formación que precisé para desarrollarme en mi profesión, así como la posibilidad de trabajar en el servicio que yo quisiera”. Al final Nuria, tras once años de experiencia laboral fuera de nuestras fronteras, volvió hace tres.
“Siete semanas de vacaciones pagadas, un año de baja por maternidad, pensión privada, dos especialidades en la Universidad pagadas por su Hospital, los tres primeros meses de contrato de prácticas, las horas extras retribuidas debidamente, decides tú si quieres trabajar o no, una promoción laboral a los cinco años” son condiciones laborales que destaca otra compañera como motivos para quedarse en el Reino Unido. Siente que el Brexit es un impedimento aparente pero espera que esas condiciones no varíen con el cambio.
Tras volver a Galicia y ver la precariedad laboral existente, valora retornar de nuevo a su plaza fija en Barcelona
Pero no todos los emigrantes eligen como destino laboral el Reino Unido. Otra compañera como Sara eligió Barcelona. Su caso es peculiar ya que debido a que no le llamaban para trabajar en el SERGAS, estudió el EIR y justo tras acabar la residencia le dieron un puesto estable. La morriña le pudo y volvió a Galicia pero de nuevo ha sentido la realidad y valora el retornar de nuevo a Catalunya, “estoy viendo mucha precariedad laboral y pronto estaré haciendo las maletas para volver a la plaza que tengo en Barcelona”, dice.
“No cambiaría mi decisión de marcharme a trabajar a Barcelona por nada”
Álvaro acabó la carrera en el año 2011, en plena crisis económica y aunque confiaba en que pese a ello no tendría problema al tener ”buen tirón de empleo”, la realidad no fue esa. Nunca llegó a trabajar en el SERGAS pese a las necesidades que tiene el sistema, por lo que en consecuencia unos meses después inició una experiencia y como Sara se dirigió a Barcelona.
Curiosamente cuenta que “unos días antes de marcharme sonó el teléfono”. Le llamaban desde el departamento de Chamamentos del SERGAS para ofrecerle “un día de contrato” que rechazó pese a la amenaza de penalización en las listas de sustitución temporal.
Tanto ha cambiado su vida que a día de hoy repite para sus adentros “que bien me sentó haber rechazado ese contrato”. Y es que nueve años después sigue en Barcelona y afirma “no lo cambiará por nada” ya que tiene un trabajo a tiempo completo, estable, con sus vacaciones, con su tiempo libre para el ocio, facilidades de conciliación y siempre en la misma unidad. Un privilegio para él frente a sus compañeros en Galicia y que “con unos contratos así, la calidad de nuestros cuidados aumenta y sobre todo, son los pacientes los que se encuentran más agradecidos”.
A la pregunta de si valora retornar a Galicia, responde con un no rotundo ya que “cada vez que abro las redes sociales y veo reivindicaciones de mis compañeras y compañeros de promoción me entra vértigo, sudor y pena” y es que “mucho tiene que mejorar el Servizo Galego de Saúde para que volvamos parte de los que nos fuimos”.
“Existen demasiados problemas en el SERGAS, principalmente relacionados con la gestión de Recursos Humanos”
Damián también acabó la carrera en un año complicado. Pese a ello tanto él como el resto de sus compañeros siempre tuvieron la expectativa de intentar trabajar en el SERGAS pero la realidad como bien afirma él, “fue totalmente opuesta” ya que “la escasez de contrataciones debido a la crisis” y “la poca estabilidad que se proporcionaba me inclinó a dar un paso más allá”.
Hizo la maleta rumbo al extranjero, “a lo desconocido, a un nuevo país y un nuevo idioma, dejando atrás tanto familia como amigos y sin nada ni nadie allí”. El destino fué Italia y desde el primer momento se congratuló del excelente trato recibido tanto por los nuevos compañeros como por los directivos.
Se le facilitó desde el primer momento la incorporación a su nuevo trabajo y a su nueva ciudad, cubriéndole el alojamiento durante los primeros meses así como los viajes a España para visitar a su familia. Por supuesto de esos beneficios, un contrato a jornada completa, indefinido y mejor remuneración económica que en Galicia, algo que ve comprensible ya que “al enfermero gallego lo valoran mucho en el extranjero tanto por la preparación como por el entusiasmo con el que llegamos al trabajo día a día”.
Tras trabajar en varios servicios de salud tanto estatales como europeos, afirma sin miedo a equivocarse que “los profesionales gallegos eventuales no están respetados”
En relación al SERGAS, considera que existen “demasiados problemas, principalmente relacionado con la gestión de Recursos Humanos” y afirma sin miedo a equivocarse que como ha trabajado no sólo en Italia sino también en otras comunidades autónomas, esto le ha servido para darse cuenta de que “a los profesionales gallegos eventuales no están respetados”.
Su visión es la de muchos y ahora que está de vuelta en Galicia desea todavía más que esta problemática se solucione cuanto antes.
“Me siento muy valorada y no necesito estar pendiente de un teléfono 24 horas”.
Ha quedado constatado que el Reino Unido ha sido el destino habitual de muchos de nuestros compañeros y compañeras que buscaron lo que en Galicia no fueron ni son capaces de ofrecer. Eva también cogió las maletas y se plantó en el 2013 tras dos años después de acabar la carrera. Destino: Londres.
Después de haber estado dos años sin trabajar “no me creía con el nivel suficiente para empezar en un hospital, así que al mes de llegar estaba trabajando en una Nursing Home”, algo similar a una residencia pero ella se encargaba de trabajar en una planta con gente con discapacidad física.
Para obtener ese trabajo tan sólo necesitó enviar su curriculum y pasar una entrevista de una hora de duración. Tras ella le confesaron que “lo que más le llamó la atención de mi curriculum fue el hueco de dos años en blanco desde que acabé la carrera” a lo que ella respondió explicándoles la situación en España. Ellos no dudaron en ningún momento en aprovecharse de la valía de una profesional enormemente formada.
Tras seis meses de experiencia ya se vió con pericia suficiente como para trabajar en ámbito hospitalario y tenía claro que “quería trabajar en quirófano”. Cuatro entrevistas después en apenas dos meses fue contratada como Recovery Nurse en el NHS (Sistema de Salud Público del Reino Unido).
Empezó trabajando en la Sala de Despertar y ese mismo año empezó a su vez en la Universidad y pagado por el propio hospital y en horas de trabajo, un curso de liderazgo. Antes de haber finalizado su primer año le ofrecieron un ascenso y tras presentar su CV y tras otra entrevista, el puesto fue suyo.
Años después, tras dos cursos más con las mismas facilidades, con una estabilidad laboral, un fomento de la formación y promoción interna, Eva es feliz. Desde hace dos años y medio ejerce como Anaesthetic Nurse y agradece al Reino Unido “que me haya permitido formarme y crecer a nivel laboral” además afirma sin dudarlo que las condiciones laborales son muchísimo mejores que en Galicia en todos los aspectos, “tengo turnos de 10 u 12 horas” facilidad de conciliación y siete semanas de vacaciones “que me permiten pasar tiempo libre en Galicia o viajando”.
A diferencia de en Galicia “aquí tengo una estabilidad económica, me siento muy valorada y no necesito estar pendiente de un teléfono 24 horas por si me llaman para trabajar dos días, una semana o un mes”.
Cierra la entrevista con tristeza, “no es fácil coger las maletas e irse” pero después de haber esperado más de dos años “había que aprovechar la oportunidad que se me abría para poder ejercer”. Como muchos otros compañeros y compañeras resalta que “fuera de España se nos valora mucho más”.
“Sólo volvería a Galicia si me garantizaran una estabilidad” pero no pierde la ilusión “ojalá las cosas cambien y podamos volver, porque como en nuestra tierra, en ningún sitio”.
Los profesionales del SERGAS se han cansado “de ser números”
Patricia lleva seis años viviendo en Inglaterra. Se fue en busca de trabajo y en busca de un futuro mejor. Desde el primer momento y como al resto de testimonios que presentamos le ofrecieron un contrato fijo y con derechos.
Aunque considera que “fue muy dificil tomar la decisión de irme, lejos de mi familia, amigos y a una cultura diferente” desde el principio se sintió como una más.
Cree firmemente que los profesionales del SERGAS se han cansado “de ser números” y que desde la Gestión de Recursos Humanos tan sólo buscan “ofertar contratos para salvar el día de hoy y mañana y luego ya llamaremos otra vez con otro contrato de un día”.
Entre esas condiciones laborales, la nula estabilidad y el hecho de estar cada día en una unidad distinta, es comprensible la situación de hastío en Galicia.
Marta también partió rumbo a Inglaterra en febrero del 2014 tras haber acabado la carrera tres años antes y acompañándola, una veintena de personas más, buscando una estabilidad laboral que no encontraron aquí.
Ahora está de vuelta porque la morriña ganó, pero tiene claro que las condiciones laborales de las que disfrutaba allá, no las tendrá en Galicia.
Tras volver de nuevo a Galicia, está “sufriendo la precariedad laboral de un sistema impuesto por el SERGAS”
Nuria acabó la carrera en el 2014 y ese mismo año también puso rumbo a Inglaterra. De nuevo las facilidades fueron desde el principio máximas, facilitandole alojamiento durante unos meses y la estabilidad que buscaba para poder formar una familia.
“Tenemos un alto conocimiento en relación al resto de las enfermeras europeas” y es indudable que somos una apuesta segura. Además destaca que allí existe una Ley que rige el número máximo de pacientes al cargo de una misma enfermera que no puede superar los ocho, “mientras que en Galicia existen turnos en los que una enfermera puede tener a su cargo tranquilamente veinte pacientes”.
Ahora ya de vuelta asegura no haber sido capaz de adaptarse a un estilo de vida anglosajón y se entristece cuando afirma “estar sufriendo como mis compañeros y compañeras la precariedad laboral de un sistema impuesto por el SERGAS”. Una precariedad marca de la casa.
Gracias a todos los compañeros y compañeras por habernos dejado poner voz a la emigración enfermera gallega. Abrazos para todos.